El mundo laboral se está transformando y las empresas buscan candidatos capaces de adaptarse a estos cambios constantes y que cuenten con soft skills.
Según el informe Future of Jobs (El futuro de los empleos), del Foro Económico Mundial, vamos a seguir adoptando nuevas tecnologías al mismo ritmo vertiginoso, lo que implica que algunas profesiones tradicionales desaparecerán y serán reemplazadas por otras (muchas de las cuales, probablemente, ni imaginamos todavía).
Una cosa es clara: con todas estas transformaciones, necesitamos habilidades distintas. Por supuesto, seguirán demandándose los estudios tradicionales y las habilidades técnicas o hard skills, como la informática, las matemáticas u otras disciplinas científicas, así como los idiomas.
Sin embargo, hoy en día, y cada vez más, se buscan empleados que también cuenten con las habilidades emocionales o interpersonales necesarias para llevar a cabo el trabajo. En esta entrada de nuestro blog, vamos a analizar en qué consisten las soft skills y por qué deberías potenciarlas.
¿Qué son las soft skills?
Las habilidades emocionales o interpersonales son aptitudes que tradicionalmente no se enseñaban en colegios y universidades. No puedes aprobar un examen de este tipo de destrezas, pero puedes desarrollarlas con la práctica y si tienes quien te oriente.
Tampoco hay una única definición de qué son, pero por lo general las soft skills tienen que ver con el modo en que las personas se relacionan unas con otras y cómo gestionan su propio comportamiento y sus actitudes.
Debido a esta naturaleza un tanto ambigua, muchas de las llamadas "habilidades blandas" se solapan entre sí. Pero ¿cuáles son las que más necesitas desarrollar?
Comunicación
La comunicación resulta fundamental en casi cualquier empleo actual. Aunque pases el día dentro de un laboratorio o frente a la computadora, es probable que tengas que interactuar con tus colegas o al menos con quien te ha contratado, y debas transmitir información importante sobre tu trabajo.
Como es natural, una habilidad comunicativa muy evidente es saber varios idiomas. A medida que las empresas se internacionalizan cada vez más, existe una demanda mayor, por supuesto, de empleados bilingües o plurilingües que de aquellos que solo conocen su lengua materna.
Así que, si dominas el español y el inglés, ya te encuentras en una posición privilegiada, dado que son dos de las lenguas más utilizadas en todo el mundo. Pero aprender idiomas es una habilidad técnica, o hard skill, que se adquiere a través de la formación y la experiencia, y cuyo progreso se puede medir mediante exámenes oficiales.
Lo que quizá no es tan fácil de desarrollar es la capacidad de comunicación intercultural. Puede que hables con fluidez el inglés o el alemán, pero ¿conoces las normas culturales que existen en sus respectivos países, los giros idiomáticos, los gestos que se consideran de uso común y son socialmente aceptables?
Ver películas o series, leer la prensa o escuchar podcasts son actividades estupendas para perfeccionar tus habilidades interculturales, ya que con ellas te familiarizarás con algunas de las costumbres de ese país.
Independientemente de los idiomas que sepas, una parte esencial de la comunicación es poder hablarlos y escribirlos de forma clara y concisa. Es fundamental no olvidar a quién te estás dirigiendo y ser capaz de adaptarte en consecuencia, especialmente ahora que muchos trabajamos en equipos internacionales o interculturales, y a menudo por internet.
La claridad y el saber llegar realmente a tu interlocutor no tienen solo que ver con conocer las normas gramaticales.
Otra destreza clave para la comunicación es la escucha activa, que no consiste meramente en esperar a que la otra persona deje de hablar antes de continuar con nuestras ideas, sino en prestarle una genuina atención y ser capaz de hacerle las preguntas adecuadas para descubrir sin ningún género de duda lo que necesita o desea, incluso en el caso de que su forma de expresarlo sea ambigua o poco comprensible.
Del mismo modo, la comunicación por escrito es extremadamente importante. ¿Te ha ocurrido alguna vez que, después de emplear tiempo en redactar un email perfecto, tratando de darle el tono más adecuado, recibes una respuesta cortante en dos palabras que deja sin responder todas tus preguntas?
A la larga, esto puede tener un efecto muy destructivo en las relaciones laborales. Es fundamental aprender a detectar los sentimientos de los demás partiendo de su forma de hablar o de escribir y, de nuevo, se trata de una habilidad que puede alcanzarse con la práctica.
Una buena idea sería la de matricularte en un curso en línea o club de conversación para reforzar tus habilidades. Además, podrás practicar la comunicación con personas de otras culturas, ¡y como no necesariamente vas a verlas cara a cara, te servirá para practicar el tono que conviene darle a cada mensaje de correo electrónico!
Recuerda que en el British Council contamos con opciones enfocadas en profesionales y según las necesidades organizacionales.